domingo, 26 de abril de 2015

TV y violencia o la bicicleta con el manillar del revés



Vi en el video que referencio más abajo, lo difícil que es hacer algo sin entrenamiento, o conseguir desprogramarnos, o como los niños son mucho más plásticos que nosotros a la hora de aprender.
Muestra como han construido una bicicleta con un engranaje en el manillar, que hace que cuando tuerces el manillar a la derecha la rueda gire a la izda.
El autor ha necesitado 9 meses para poder usarla y un niño solo dos semanas. Que sepas como funciona, no quiere decir que puedas manejarla.

https://www.meneame.net/go?id=2397699


https://www.youtube.com/watch?v=MFzDaBzBlL0

¿Es posible que la televisión esté haciendo lo mismo con nosotros?
Las películas de violencia, venganza, programan nuestro cerebro a unas determinadas reacciones, y aunque racionalmente tengamos claro que no queremos actuar así, nuestro cerebro, como montar en bici, acaba haciendo otra cosa contraria, aquello para lo que irracionalmente nos han programado. Es en los accesos de ira, cuando la parte racional pierde y el cerebro reptiliano toma el control: lo vemos, no queremos, y sin embargo no podemos hacer nada y nos volvemos violentos, porque es más fuerte que nosotros. Conocemos la teoría, pero nos caemos de la bici porque actuamos al contrario de como queríamos.
Sabía que la publicidad es lo que más nos llega, lo que más alcanza nuestro subconsciente, que es mucho más efectiva que las enseñanzas racionales, que primero sentimos y luego buscamos razones. La tv y su publicidad fijan nuestras referencias: cómo queremos las casas (americanas aunque en España no las haya), los coches, el ideal de vida, el ganador y el perdedor, la no socialización o privatización y el desprecio de lo mediocre, de lo social, de lo común frente a lo privado. Por un lado hablan de compartir, pero por otro del ganador, que lo tiene todo frente a los demás que no tienen nada, porque si todos tuvieran, no habría ganador, no habría uno por encima. El objetivo es el uno y no el todo y eso no paran de programarlo en nuestro cerebro, es la base del capitalismo, y el camino para ser el primero implica el desprecio, la competición como vía y la violencia como imperio.

La violencia que vemos como simulación en películas intranscendentes, también fija nuestro patrón de comportamiento, nuestra referencia, nuestro ideal y lo hace por el lado subconsciente, el que va a salir en las situaciones difíciles.

Intentamos no estar en situaciones difíciles y autocontrolarnos, porque tenemos claro que fuera de control somos peligrosos, pero lo somos por nuestra programación. En una situación difícil, se podría reaccionar siendo incluso más considerado o comprensivo, pero estamos programados para la respuesta violenta, sobre todo los hombres, nos gusta la violencia y la buscamos en los espectáculos, en las competiciones: aplastar al rival! yo soy mejor que tu, gano más, soy más listo, mi coche es más caro-mejor, corre más, yo gano y tu pierdes.

Quizá estemos en la peor sociedad posible, en la sociedad de la tv, una máquina de programación que llega a todas partes y a todo el mundo. Todo el planeta está enganchado de motu propio a ese aprendizaje, a que le moldeen el cerebro como Ellos quieren. Quizá con internet podamos reducir la dosis de publicidad e ir escapando, pero la sociedades actuales están en la cumbre del mundo televisivo.

El otro día, leía que en Japón había subido el partido comunista, sorprendente ¿no? quizá las nuevas generaciones y wikileaks sea el resultado del desenganche de la tv. Entiendo el comunismo como lo más cercano a una sociedad, la búsqueda de lo común. La antigua URSS ha sido un estado más o menos capitalista y dictatorial. El comunismo o el socialismo o lo social frente a lo individual es una verdadera democracia y no las actuales.

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